miércoles, 26 de septiembre de 2007

Con el Ojo bien abierto ante la Intolerancia..... de todo tipo.

La mendicidad mental de los seguidores de Fujimori me deja realmente perplejo. El acto de suprema intolerancia que acabamos de constatar, con la parcial destruccion del monumento denominado "El Ojo que Llora", ha dejado al descubierto (si es que ya no lo estaba) los genuinos rasgos caracteristicos del Fujimorismo: la violencia, el clientelismo, la manipulación, la ausencia de un programa politico y el culto cuasi patológico a la personalidad de su lider maximo. No dudo que este desalmado acontecimiento tiene como sus autores inmediatos a personas de bajos recursos, quienes, desesperadas por la precariedad de su condicion, han sucumbido al ofrecimiento de una "propina" de unos cuantos soles ofrecida, seguramente, por aquellas cabezas visibles de la expresión politica más abominable que quizas haya defecado nuestro pais, a la que precisamente nos estamos refieriendo. Todo esto al fiel estilo de la vomitivamente brillante mente del edificador del Fujimorato: Vladimiro Montesinos. Nomás basta recordar como es que el gobierno de la decada de los 90 hacía para captar los votos de las mayorías desfavorecidas: Una frazadita, una bolsa de arroz y un chino vestido como ekeko bastaban para tenerlos en la palma de la mano para la siguiente elección. Es por eso que amplios sectores de la población añoran tanto a Fujimori, sin darse cuenta que lo único que hizo fue jugar con su pobreza y sus necesidades inmediatas, mediante un populismo barato, una politica de gobierno que nada hizo por desarrollarlos y por incluirlos. Vieja costumbre esa del populismo en las "democracias" latinoamericanas, que alcanzó quizas una de sus manifestaciones mas repudiables en el regimen del ciudadano japonés.

Regresando al monumento en cuestión, es pertinente recordar a quiénes en su momento se opusieron a él; ya que no seria legitimo inculpar exclusivamente de ello a los partidarios del "chino": Aldo Mariategui (director de Correo) es uno que ,en interminables ocasiones, ha acusado a la obra de la holandesa Lika Mutal de ser una efigie a la subversión senderista y emerretista . Otro ha sido el propio alcalde de Jesús María, Enrique Ocrospoma, quien hace un tiempo se rasgó las vestiduras al constantar que en su distrito se había permitido la edificacion de un supuesto altar a la violencia terrorista. Otros que directamente no han criticado al monumento pero si lo que representa han sido Rafael Rey y el "reverendisimo" Cardenal Juan Luis Cipriani. Para el caso del primero nomás basta recordar su simpatía declarada con el regimen fujimorista, hoy combinada con su conversión al alanismo mas escandaloso. El caso del segundo el más complejo de abordar para mi, en mi condición de católico.

Apendice: ¿Un "buen pastor"?.
El Señor Cardenal, pastor de la Iglesia a la que me adscribo, indudablemente abriga un desmedido rencor (nada evangélico, por cierto) para con la Comisión de la Verdad y Reconciliación, y no ha dejado de hacerlo expreso en cada ocasión que ha podido (la más reciente de sus expresiones al respeto fue la más escandalosa, pues precisamente lo hizo ex catedra en el Te Deum del año 2006).Recordemos que él era de los que afirmaba que no era conveniente abrir las heridas de la gente porque resultaría doloroso.Pero, al fin y al cabo. ¿Para quien resultaria doloroso?, ¿para los afectados o para él mismo?. Lo que él no soporta es que la anatematizada comisión haya demostrado que, en la práctica, para El, mientras fue obispo auxiliar y Arzobispo de Ayacucho (la región más golpeada por los terrorismos maoista y de Estado), los derechos humanos fueron una autentica "cojudez" (esa palabra que niega haber empleado para referirse a los derechos fundamentales). No aguanta que haya sido develada esa actitud tan poco cristiana de dar la espalda a su grey cuando más lo necesitaba( Los testimonios sobre el famoso letrerito de la oficina del Arzobispado "Aqui no se aceptan denuncias sobre derechos humanos" son simplemente espeluznantes).
Hoy pide un juicio justo, sosegado y despolitizado para Fujimori. Y lo pide precisamente él, alguien que utiliza el púlpito para meterse en las politicas de Estado cada vez que quiere, y que dice ser un abanderado del derecho a la vida, aquel derecho que nunca defendio para los fieles de Ayacucho ( y quien sabe, tampoco para los rendidos emerretistas de la Embajada de Japon). ¡Vaya diferencia entre prelados como Monseñor Romero y este señor!. Dios quiera que pronto el Papa Ratzinger le conceda algun dicasterio en Roma y nos libre de su perjudicial pastoreo.
¡Roguemos al Señor!.