martes, 9 de octubre de 2007

Grau y la Guerra del Pacifico.

8 de octubre.Con seguridad puedo decir que es la unica fecha cívica que tomo en serio.

La figura de Miguel Grau para mi ha sido, desde muy chico, un paradigma estimulante y aleccionador. Y aun hoy, a pesar de la relativamente poca importancia- en comparacion con mi niñez- que le concedo a la exaltación de las ilustres figuras castrenses del pasado, mi aprecio por el denominado "Caballero de los Mares" permanece incólume. Quizás porque el hermoso panegírico que se me inculco de él en los años escolares no se alejó tanto de la realidad del personaje.

Ahora bien; es cierto que la Historia no solamente consta de las gloriosas hazañas de reyes, papas, jefes de estado o adalides militares. Sin embargo, obviar el nombre de Grau, al abordar la Guerra del Pacifico, no nos permitiría brindarle una explicación a la prolongada y tenaz resistencia que la Marina peruana ejerció para dilatar el advenimiento de una derrota practicamente inevitable.

En el papel, al inicio del conflicto marítimo, la guerra estaba aparentemente perdida. Frente a los obsoletos y descuidados blindados peruanos (el Huascar y la Independencia), se hallaba una armada chilena modernizada. Despues, tras el irremediable hundimiento del segundo de los buques peruanos en Punta Gruesa, la situación tenia un agravante más (A ello tambien sumemos la ineptitud y la corrupcion de las altas esferas estatales del pais; causa fundamental del la derrota). A pesar de ello, la genialidad y audacia de Grau permitieron que el viejo monitor insignia de nuestra escuadra consiguiese sendas victorias enfrentando y capturando embarcaciones enemigas, no obstante la precariedad de su infraestructura. Solamente una emboscada en Punta Angamos pudo frenar la gesta del marino piurano.

Grau durante la guerra no solo tuvo que enfrentar a los chilenos. Me animo a decir que sus principales adversarios se encontraron entre sus propios compatriotas; entre aquellos que desoyeron sus peticiones de modernización de la marina peruana, mientras ejerció su labor parlamentaria. Ya en el retumbar de cañones, supo hacer uso del unico recurso con el que contaba-su viejo buque- , lo aprovechó al máximo, y luchó hasta donde pudo, entregando incluso la vida en aquella empresa; una empresa que posiblemente estuvo perdida desde un inicio, pero que Grau no quizo perder facilmente.

A Grau no se le debe reprochar nada. Todo lo contrario. Demostró lealtad a un ideal y compromiso en el cumplimiento del deber. Su desempeño ha sido una demostración de que en la Historia hay individualidades que cumplen un rol fundamental. Era y sigue siendo un modelo a ser imitado.

Más que "el peruano del milenio", Grau fue un autentico peruano.

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